martes, 18 de septiembre de 2007

LUISANA LOPILATO Revista Caras.




"Aprendí a amar a la distancia a un hombre que vale la pena"
Luisana Lopilato cuenta su historia de amor de nueve meses con el tenista Juan Mónaco
—¿Qué tanto sabe de provocación una chica de 20?
—Todas sabemos cómo seducir o jugar con la sexualidad cuando queremos provocar. A los medios les doy lo que piden, porque así son las reglas. En mi vida personal no me divierte hacerme la sexy, todo lo contrario, a propósito me comporto al revés. Cuando necesito o quiero seducir a alguien, uso lo mismo que me excita de un hombre: el humor.
—Esas reglas mediáticas de las que habla pueden confundir a más de uno…
—Siempre cae alguna propuesta rara. Me ofrecieron posar completamente desnuda para una revista, y por muchísimo dinero. Después, de “las otras” hay miles y todos los días. Son tipos que tienen que ver con los medios, y como no están tan expuestos se tiran el lance, me llaman y bueno…, se desubican.
Una manifestación más del vértigo en la vida de Luisana ha sido la reciente compra de su segunda propiedad, la primera fue un terreno. Se trata de un departamento de cinco ambientes sobre la avenida De los Incas, en el barrio de Belgrano. A tan sólo diez cuadras de la casa de sus padres en Parque Chas. “Sólo falta la biblioteca –cuenta Lopilato–, pero no vivo ahí. Es un lugar que uso para estudiar inglés, reunirme con amigas o como refugio.”
—¿Un refugio contra qué?
—Contra las presiones de un mundo adulto de muchas decisiones, lo que me genera algo de estrés o conflictos emocionales sobre los que necesito meditar. De haber contado con el departamento el año pasado, me hubiese instalado, porque necesité despegar de varias situaciones y recluirme para pensar con claridad. Hoy no preciso esa soledad, elijo a mi familia.
La dualidad dijo presente. “Por un lado, tengo mi cuenta bancaria, mi auto, mis horarios, pero por otro, sigo dependiendo mucho de los demás. Por ahí, necesito que mis viejos sepan dónde estoy, o adónde voy, algo así como sentirme monitoreada. Es una tara que me hace bien.”
—¿Sigue eligiendo la terapia ocasional?
—Sí. Sólo visito a mi psicólogo en momentos en que debo tomar alguna decisión. En mi casa se habla de todo, y todos contamos lo que nos pasa. A eso le sumo las opiniones de los medios y la gente que habla de más. Entonces, para no marearme, me quedo con un solo punto de vista objetivo.
—¿Esta “nueva etapa”marca el fin de la inocencia?
—Hay algo que debo madurar. Todavía soy demasiado inocente y creo todo lo que me dicen. Confío muy rápido en la gente, y eso me juega en contra. Me he comido varios garrones de ese modo, tanto en el amor como en otros aspectos de la vida. Con el tiempo aprendí a hacerme la tonta con quien no me da confianza. A todo “ji-ji”, y con este gesto de tarada me los saco de encima.

Mas de la nota en REVISTA CARAS gentileza

1 comentario:

Anónimo dijo...

LUISANA ES LA MEJOR!
ES UNA DIOSA :D

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